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Festejando al Mensú con las nuevas generaciones

El Arandú mayor cumple 96 años, y desde el ministerio de Cultura se lo homenajeó con una charla dirigida a los alumnos del 1er año de la Escuela Secundaria de Innovación. “Que la memoria de todos tenga siempre presente a nuestro gran Ramón”, fue la consigna

¡Feliz cumpleaños Ramón!”, se escuchó bien fuerte esta mañana en la Escuela Secundaria de Innovación de Misiones, en el marco de la charla sobre el gualambao que brindaron Cacho Bernal y Frodo Peralta, ante un auditorio compuesto por los recién ingresados al establecimiento pionero en la Educación Disruptiva en nuestra provincia.

96 años de vida. Pintor, escritor, cantante, guitarrista, autor y compositor son algunos de los adjetivos que le caben a Ramón Gumercindo Cidade -artísticamente Ramón Ayala-. Un músico que le ha puesto música y color al paisaje misionero y en cuyo honor se fijó la fecha como el Día Provincial del Gualambao.En el día de su cumpleaños número 96, el Ministerio de Cultura de la Provincia quiso refrendar su nombre y su obra, pero sobre todo hacerle llegar el cariño de las nuevas generaciones. “Ojalá todos puedas conocer la música de Ramón. Además de un amigo de muchos de nosotros, es alguien que nos ha marcado profundamente. Seguramente todos tienen algún tema de Ramón en la mente, aunque no sepan que es de él”, dijo el ministro Joselo Schuap al dar apertura a la charla, de la también participaron Ramiro Aranda y Lorena Malakoski (director y vice, del establecimiento ubicado en Av. Costanera en la zona del Jardín Botánico), reforzando el concepto de trabajo en campus artístico que tiene esta escuela, que considera al arte como algo transversal a todos los contenidos..

 

Acto seguido, y ante la atenta mirada de los jóvenes ingresantes, Cacho y Frodo comenzaron a desplegar los misterios que encierra el gualambao, un ritmo que el músico creó hacia 1960 con la idea de darle un estilo propio y único a su provincia, “ya que Misiones carecía de un ritmo peculiar o exclusivo de su locación”, decía Ayala. El ritmo está formado por dos ritmos de polca encadenados por una permanente síncopa que le confiere una fisonomía particular. Se escribe en compás de 12/8 (doce octavos), es decir que cada compás posee 12 corcheas distribuidas entre 4 tiempos.

“En esta métrica es como que el discurso es más prolongado. Permite que la melodía tenga otra duración sobre la rítmica”, explicaban Bernal y Peralta, demostrando con sus instrumentos de qué estaban hablando, mientras despertaba la curiosidad de su joven auditorio. “Es diferente a lo que pasa en el chamamé, la galopa o la polca; por eso el gualambao es tan distintivo. La melodía va por encima de esa rítmica, y no pegada; es como un pájaro que la sobrevuela”, explicaban. Todo cobró sentido cuando los disertantes dividieron a los jóvenes en grupos y pusieron a todo el grupo a componer la rítmica del gualambao artesanalmente, con palmas, susurros y chasquidos.

Ramón Ayala hoy cumple 96 años, y es tarea de todos, el lograr que su nombre y su obra se perpetúen para el bien de la cultura misionera.

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