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UNA TRAICIÓN A LA MEXICANA SOBRE LA ARENA

La segunda jornada del Wakeboard en San Ignacio estuvo marcada por la etapa clasificatoria de los riders y esculturas humanas bronceándose en la playa y por la noche toda la cepa reggae con La Zimbabwe. Al atardecer del domingo se conocerá a los ganadores de la fecha de apertura del Campeonato Argentino de Wakeboard.

 “No tengo nada perdido, por perdido. Jugando fuerte sé que puedo ganar”, dice la letra de Loco de Atar, uno de los temas antiguos de La Zimbabwe y con el cual se despidió del festival entorno a la fecha del Campeonato de Wakeboard en el club de Río. Con la noche al pie del Teyú Cuaré de marco, la banda del Chelo Delgado levantó el ánimo de nostálgicos en la que distintas generaciones cantaron Traición a la mexicana, que aunque está fechada en 1994, pero que suena más reciente y fresca en muchas de las voces de la multitud de gargantas presentes al pie del escenario.

Por venir de fines de los 80, se creería que La Zimbabwe es una banda anacrónica pero por la naturaleza de un género que no tiene edad, mantiene un sonido jovial y que se va renovando porque siguen componiendo, más allá de los cambios de formación-

Con una voz tan dulce como la de la corista Oriana Wilson, la voz del Chelo Delgado se completa para hacer del reggae un romancero subtropical. El punto de partida fue la canción “Lejos” y el espíritu retro se afianzó con “Naty Dread”. Hubo reminiscencias a Bob Marley, también un paseo por el sonido británico con una versión de “Red Red Wine”, de UB40. Para el remate de la noche, los naipes de La Zimbabue apostaron por Verano del 57, La Culpa y -la nombrada- “Loco de atar”, como para que este león veterano dejara el escenario, para después seguir de gira a Posadas, adonde tenían otro concierto retro.

Previamente el rocksteady de Los Hampton fue protagonista por segunda vez de la noche del Club de Río, como para nuevamente ofrecer un set de clásicos. También fue oportuno como para mostrar canciones propias, como la divertida “Jujuy” de su último disco “So What?” y que, por cierto, fue un souvenir de la noche porque varios afortunados se llevaron el álbum que la banda regaló desde el escenario. Los tres vocalistas de Los Hampton pusieron la dinámica de sus voces para incluso exquisitas versiones de “Every time you go away” y de “Seguir viviendo sin tu amor”. Una canción tan antigua como “My girl”, de The Temptation, puede sonar con Los Hampton como recién registrada en estudio. Es que el rocksteady parece meterse todos los años en la fuente de la juventud eterna.

LA SEMILLA DEL REGGAE

El Chelo Delgado se probó como solista, en paralelo a La Zimbabue. Pero siempre vuelve. Es así que la banda ya lleva 30 años de vida. Considera que la vigencia se debe a seguir haciendo lo que se ama. “La idea está en seguir haciendo cosas, es estar en acción”.

Esta es la tercera generación de La Zimbabwe, la que tuvo distintas formaciones, incluso con Afo Verde en sus comienzos. El Chelo es el único miembro original. Aunque considera que “musicalmente, La Zimbabue tiene historia y camino por recorrer aún y de eso se trata”. 

El cantante que tiene el mismo nombre de un futbolista es contemporáneo de Los Pericos y hasta incluso tiene el reconocimiento de los exponentes más novatos, como Dread Mar I, Riddim y Nonpalidece. Días atrás, el Chelo cantó con El Bahiano en el Personal Fest, de Buenos Aires. Es que “fuimos nosotros los primeros” con el reggae, apunta Chelo. Recuerda a Guille Bonetto (Los Cafres), Los Fabulosos Cadillacs y Los Intocables, bandas que hicieron historia en los 80. “Después de eso vinieron más bandas y hay más en las provincias. Entonces el reggae argentino ha crecido en cantidad y en calidad musical. Ha adquirido una personalidad y eso lo han tenido en cuenta los ingleses y jamaiquinos que vienen a la Argentina”, considera el cantante de La Zimbabwe.

PAPÁ ES UN DISC JOCKEY

Federico Cattoni es DJ desde los 15 años y ahora tiene 45. Su lugar en el mundo es Lobos, a 100 kilómetros de Buenos Aires y dice que de ahí no se irá. Pero acepta el desafío de rolar por todo el mundo. Así ha tocado hasta en Ibiza y dice que por más que no lo inviten regresará -con toda su familia-a San Ignacio, porque está encantado con la gente.

“La primera vez que llegué, que fue cuando con Zeta Bosio, me hicieron sentir que era uno más, humanamente hablando. Y si no tengo fecha para tocar alguna vez voy a venir para estar acá, eso no se paga. Esto no tiene precio, bajo ningún punto de vista”, reflexiona Cantoni, que anoche tocó para cerrar, luego de Fernando Cardozo, un pinchadiscos local que introdujo toneladas de irresistible house. Cattoni prepara su disco para dentro de seis meses y tal vez podría “explotar”, define.

Cattoni sabe que “las producciones son mucho más grandes pero hace 30 años no era así, era como el laburo del vago”, apunta. Sin embargo advierte, con su tono de padre, que hay que estar preparado para viajar. “Esa es la parte linda de este laburo. Más allá de tocar y divertirte. También es andar. Siempre le digo a los chicos que comienzan que hay que andar.

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